miércoles, 10 de septiembre de 2008

Metabolismo de proteinas parte 2

METABOLISMO DE LAS PROTEÍNAS.
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La conclusión es que si para todo individuo la proteína constituye un nutriente indispensable por sus funciones de regeneración tisular, compensando las células destruidas con la actividad metabólica normal, para el atleta, por la creación de nuevos tejidos musculares por el ejercicio físico, es imprescindible consumir una ración extra, siendo una cifra aconsejable la de 1,5 a 2 gramos por kilogramo de peso corporal por día; es decir, un atleta de 80 kilos debe ingerir diariamente un promedio de 120 a 160 gramos de proteína, y esta cantidad puede incrementarse en períodos de competición para atletas de fuerza a tres gramos por kilogramo por día.
Para poder ingerir estas cantidades de protidos resulta muy conveniente que parte de ellos procedan de productos aislados y no todos de los alimentos, puesto que las cantidades de estos a ingerir serían altas y de difícil digestión.
Otro factor muy importante a tener en cuenta es que el máximo de proteínas asimilables en una sola comida no es superior a los 40 o 50 gramos, por lo que toda cantidad superior a esta que se ingiera en una sola toma no será aprovechada, por otro lado, también hemos de tener en cuenta que la proteína una vez digerida e hidrolizada es absorbida a nivel intestinal en forma de aminoácidos, que pasan a sangre circulante, y a partir de esta nutren las células de los distintos tejidos, entre ellos el tejido muscular. Mientras haya aminoácidos en sangre circulante, los tejidos se nutrirán y regeneraran en forma óptima, cosa que no ocurrirá cuando el nivel de aminoácidos baja; esto ocurre aproximadamente a las cuatro horas de haber ingerido los alimentos, y a partir de este momento los aminoácidos que no han sido asimilados se van eliminando o deteriorando y es necesario hacer una nueva ingestión de alimentos proteicos para que el nivel vuelva a subir. Los dos factores anteriormente expuestos (capacidad de asimilación en un solo proceso digestivo y nivel óptimo de aminoácidos en sangre circulante) nos permite establecer unas normas básicas: la ingestión de proteínas debe ser repartida uniformemente en las distintas comidas del día, debiendo ser estas por lo menos cuatro, aunque alguna de ellas consista solo en un batido de algún producto proteico, en agua, leche u otro liquido.
Como resumen a todo lo expuesto, podemos establecer las siguientes conclusiones:
1º_ El atleta debe ingerir diariamente 1,5 a 2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal.
2º_ Del total de proteínas a ingerir, un máximo de 100 a 120 gs procederán de los alimentos convencionales, el resto, por motivos digestivos y de asimilación, procederán de productos complementarios.
3º_ El máximo de proteínas a ingerir en una sola comida no debe sobrepasar los 60 gs. Siendo la cifra ideal la de 35 a 40 gramos.
4º_ Para mantener un óptimo nivel de aminoácidos en sangre circulante y, por tanto, una mejor nutrición del tejido muscular, es imprescindible ingerir cierta cantidad de proteína cada cuatro horas.
El metabolismo de las proteínas es debido al ataque de las mismas por las proteasas, desdoblandolas nuevamente en aminoácidos, que por oxidación dan como productos finales de deshecho CO2, H2O y amoníaco (NH3), este no es tolerado por la sangre, por lo que se transforma en carbonato amonico, que en el hígado es transformado en urea, que se expulsa por la orina. Cuando el riñón no filtra toda la orina formada, esta se acumula en sangre, dando lugar al temido estado uremico. Sobre el metabolismo de los nucleoproteidos, formados por la unión de una proteína y un ácido nucleico, diremos, en síntesis, que mediante acciones metabólicas complejas llegan a convertirse en ácido urico, que se expulsa por la orina, provocando, cuando se acumula en sangre, la uricemia y el artritismo.
Cuando el organismo recibe demasiadas proteínas o aminoácidos en forma libre, no es capaz de asimilarlas; en este caso además se inhibe el almacenamiento de glucógeno, que es el combustible de la actividad muscular. Por su parte, los carbohidratos se convierten en glucógeno rápido y fácilmente, por lo que una dieta con alto porcentaje de aminoácidos (en forma de proteínas) y bajo contenido de H.G. No contribuirá con el almacenamiento de glucógeno. Esto quiere decir que las posibilidades de aumento de la resistencia y el volumen con el consecuente incremento de la potencia disminuyen.
El bloqueo del ciclo de urea en el hígado es otro de los problemas que las proteínas animales en exceso acarrearan al organismo cuando los aminoácidos son procesados. El hígado elimina urea no tóxica (urea-ornitina) que después es filtrada y eliminada por los riñones.
Es muy frecuente que los que consumen mucha carne sufran los síntomas característicos de un aumento de amoníaco que se traduce en jaquecas, irritabilidad, mala concentración, nauseas, diarrea, confusión, etc. En los atletas puede ser problematico, ya que un aumento inconveniente del nivel de urea por un exceso de proteínas previo a la competencia le puede acarrear fatiga muscular por intoxicación uremica a nivel sistema nervioso y consecuentemente muscular.
En algunos casos esto se podrá corregir con suplementación de manganeso, magnesio o arginina, útiles para activar el ciclo de la urea; también ciertos ácidos como el cítrico y el aspartico suelen utilizarse para detoxificar el amoníaco y generar energía celular.
También en estos casos debe cuidarse el equilibrio, puesto que un
exceso de estos suplementos puede generar tal aumento de la energía que lleva a irritar el sistema nervioso y el individuo se torna hiperactivo. La carnitina es otro aminoácido importante, que ayuda a los músculos a utilizar la grasa como fuente de energía. El cuerpo la elabora a partir de la lisina y la vitamina C, y su deficiencia se manifiesta con debilidad muscular, fatiga precoz, deseos de comer carnes rojas, altos índices de grasa en sangre e imposibilidad de bajar de peso. Otra posibilidad de caer en desequilibrio se encuentra en el alto consumo de arginina, ya que esta a su vez consume demasiada lisina, provocando así un déficit relativo de carnitina.
Debilidad muscular y fatiga son también indicadores de que este fenómeno puede estar ocurriendo.
Los análisis de aminoácidos pueden evitar todos estos desequilibrios y delatar desordenes potenciales en los tejidos, alteraciones que podrán afectar la actividad y estabilidad de articulaciones, ligamentos espinales, discos intervertebrales, y consecuentemente el pinzamiento de nervios derivando de esta manera en neuritis, neuralgias, etc.
También por medio de los aminogramas se pueden descubrir perdidas de hidroxiprolina e hidroxilina, dos aminoácidos fundamentales en la composición de los ligamentos y tendones; cuando esto se detecta a tiempo se tomaran las medidas necesarias para evitar lesiones ya que el margen de riesgo es mayor.
Todo esto nos da la pauta que para planificar una suplementación alimenticia para un deporte definido, individuo determinado y tipo de entrenamiento especifico, es necesario efectuar aminogramas en forma constante, para de esta manera ir detectando las variantes metabólicas que se producen en el organismo de un individuo en particular que es distinta a las variantes que el mismo estimulo produce en otro individuo.

Metabolismo de proteinas

METABOLISMO DE LAS PROTEÍNAS.
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Proteínas: los ladrillos del organismo
Con respecto al aporte de proteínas, la carne es una de las fuentes más completas. Y las proteínas son esenciales para el funcionamiento del organismo, pues participan en el crecimiento, el mantenimiento de las células, y en la contracción muscular.
Las proteínas se componen de unidades menores, los aminoácidos que, en distintas combinaciones, pueden constituir un gran número de proteínas diferentes. Algunos seres vivos producen todos los aminoácidos que necesitan para fabricar sus proteínas. Pero los seres humanos no podemos, por eso debemos ingerirlos en la alimentación.
El hierro es necesario para la producción de la hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos, y cuya función es transportar el oxígeno desde los pulmones hasta todas las células del cuerpo. Si falta el hierro, disminuye la hemoglobina y, en consecuencia, llega menos oxígeno a las células. Esto les produce un deterioro que, en algunos casos, puede dejar secuelas. Algunos estudios han demostrado que una anemia prolongada puede afectar el rendimiento intelectual en los chicos. Una etapa particularmente vulnerable al déficit de hierro es la pubertad, por el crecimiento rápido que tiene el organismo.
En los alimentos, el hierro se presenta bajo dos formas: uno que se denomina hem, presente en los productos de origen animal, y otro denominado no hem, que se encuentra en los vegetales. El hierro de origen animal se absorbe mucho mejor que el de origen vegetal. La absorción del hierro de los vegetales depende de la presencia de otros alimentos, como las fibras, ciertos metales, u otros componentes de la dieta. El hierro de la carne, en cambio, se ve poco modificado por esos factores.

Las proteínas son los únicos compuestos orgánicos que contienen nitrógeno, además de carbono, hidrógeno y oxígeno. De los tres nutrientes esenciales para el hombre (proteínas, grasas e hidratos de carbono), las proteínas son indudablemente los más importantes.
Nuestro organismo no las almacena, y por tanto, no tiene reservas metabólicas, por lo que es necesario ingerir diariamente una cantidad suficiente de ellas.
Las proteínas son indispensables para la constitución de las células de todos los tejidos corporales, incluyendo el muscular, constituido por actina, miosina y tropomiosina, sustancias exclusivamente proteicas. Las enzimas que intervienen en los distintos procesos digestivos están constituidas por proteínas. La hemoglobina de los glóbulos rojos esta también constituida por proteínas. Por estos motivos, las proteínas tienen un papel fundamental en prácticamente la totalidad de las funciones vitales: la contracción muscular, el funcionalismo de órganos tan importantes como el hígado, el cerebro, el transporte de oxígeno, los mecanismos de defensa contra las infecciones. En definitiva un papel preponderante en todos los aspectos de la vida.
Las proteínas son macromoleculas compuestas de numerosas unidades nitrogenadas elementales, que son los aminoácidos, los cuales se unen constituyendo unas cadenas mas o menos largas para formar las primeras. Los aminoácidos proteinogenicos (es decir los componentes de las proteínas) son relativamente pocos (21), pero las proteínas pueden ser muy numerosas, ya que, aunque dos de ellas tengan los mismos aminoácidos en igual numero, bastaría que estuviera cambiado el orden de colocación de uno de ellos para que las proteínas sean distintas. Esto da un numero de posibilidades de moléculas distintas muy elevado y resulta ser un aspecto fundamental en la consideración de estos compuestos, pues las proteínas son especificas a nivel de especie; es decir, por ejemplo, el músculo humano tiene proteínas y el músculo de la vaca también, pero estas son distintas (aunque tengan los mismos aminoácidos), y si al comer la carne de este animal nuestro aparato digestivo no demoliera la proteína hasta dejarla separada en los aminoácidos componentes, no podríamos, en primer lugar, absorberla; pero si lo hiciéramos, no podríamos tampoco aprovecharla.
Es como si se tratara de un rompecabezas con todas las piezas que necesitamos, pero colocadas en un orden que no nos conviene; entonces tendremos que deshacerlo y, con las piezas sueltas, empezar a fabricar la figura que queremos. Esto es, en definitiva, lo que hace nuestro organismo, tomando los aminoácidos de la proteína extraña ingerida y, a partir de ellos, fabricar la necesaria para las propias funciones vitales.
Las proteínas que ingerimos tienen distinto valor, según los aminoácidos que contengan, y esto no solo depende del numero de aminoácidos distintos; lo fundamental es considerar la calidad de estos, y según eso podemos clasificar a los aminoácidos proteinogenicos en esenciales y no esenciales. Para comprender el sentido de esta clasificación, vamos a seguir el camino de los aminoácidos en nuestro metabolismo: supongamos que tenemos ya la proteína extraña procedente de la alimentación disgregada en los aminoácidos que la componían; estos pasaran por la sangre a las células de los distintos tejidos, y en ellas, por complejas operaciones que se realizan en su seno, los vamos utilizando para formar nuestras propias proteínas. Pensemos por un momento que en el proceso de formación de una de ellas al irse engarzando los aminoácidos formando la cadena nos encontramos con que al llegar a necesitar uno de ellos ya no dispondremos de mas reservas de el, pues hemos agotado todo el que nos proporciona el alimento y ya no queda una sola molécula. Aquí es donde podemos establecer la diferencia entre dos tipos de aminoácidos considerados anteriormente: los no esenciales y los esenciales. Si el aminoácido que falta pertenece al primer tipo, no es problema para nuestro metabolismo sintetizarlo a partir de uno de los otros aminoácidos disponibles, pero si se trata de uno de los del segundo tipo, de un aminoácido esencial, no hay nada que hacer, y quedara detenida la formación de la proteína si no llega por vía externa (alimentación) este aminoácido fundamental. Por ese motivo los aminoácidos esenciales son también denominados aminoácidos limitantes.
Los aminoácidos esenciales son:
- lisina.
- valina.
- metionina.
- isoleusina.
- leusina.
- fenilalanina.
- triptofano.
- treonina.

Con esto se puede comprender el hecho de que una proteína tenga mayor o menor valor alimenticio, según el contenido en aminoácidos esenciales, y en una escala de valores ocuparan el lugar mas alto la proteína del huevo, las de la leche y sus derivados, carnes, pescados y, por ultimo, la de los cereales y leguminosas (si bien la soja presenta una proteína con aminograma bastante compensado, solo deficitaria en el aminoácido metionina). Por lo que este suele incorporarse a las formulas dietéticas que incluyen aislador de soja entre sus ingredientes.
Las proteínas constituyen un ingrediente fundamental en la nutrición del atleta. Las proteínas son nutrientes esenciales para la vida.
La Organización Mundial de la Salud, la F.A.O. Y otros organismos
internacionales han fijado la cantidad de 8,0 a 1 g.\Kilo de peso por día como cantidad adecuada para un individuo promedio, es decir, una persona de 70 kilos necesitaría ingerir diariamente 70 g. De proteína; pero, así mismo, los citados organismos internacionales indican que las necesidades proteicas se ven incrementadas cuando se efectúa un trabajo pesado, se hace ejercicio físico intenso, en situaciones de estrés, etc. El deportista necesita ingerir una cantidad superior de prótidos que el hombre promedio, y ello es debido a que al ser este un nutriente eminentemente plástico, formador de nuevos tejidos, para formar masas musculares sólidas es imprescindible ingerir una ración extra. La anterior afirmación ha sido discutida en tiempos pasados. En la actualidad, numerosos trabajos de investigación avalan este hecho. Experiencias realizadas con dos grupos de deportistas (nadadores), uno ingería ración extra de proteínas y el otro no, por el termino de dos meses. Los resultados obtenidos por el grupo que ingería proteína extra fueron muy positivos, y mostraron científica y estadísticamente grandes diferencia con el grupo que se utilizo como control, demostrándose ,entre otras, las siguientes ventajas por el empleo de aislados proteicos en la alimentación:
-Incremento de la fuerza general.
-Incremento de la captación de oxígeno.
-Incremento en el contenido de hemoglobina de los glóbulos rojos.
-Reducción de la grasa corporal.
-Disminución de la fatiga.
-Recuperación más rápida después de los entrenamientos.
-Mayor deseo de hacer ejercicio.

Metabolismo de lípidos imagenes y videos

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Metabolismo de lípidos



Metabolismo basal 2 calculo de energia requerida



Metabolismo basal
El metabolismo basal es el valor mínimo de energia necesaria para que la célula subsista. Esta energia mínima es utilizada por la célula en las reacciones químicas intracelulares necesarias para la realización de funciones metabolicas esenciales, como es el caso de la respiración. En el organismo el metabolismo basal depende de varios factores, como sexo, talla, peso, edad, etc. Como claro ejemplo del metabolismo basal está el caso del coma. La persona "en coma", está inactiva, pero tiene un gasto mínimo de calorías, razón por la que hay que seguir alimentando al organismo.
La tasa metabólica disminuye con la edad y con la pérdida de masa corporal. El ejercicio aeróbico y un aumento de la masa muscular pueden incrementar esta tasa. Al gasto general de energía también pueden afectarle las enfermedades, los alimentos y bebidas consumidos, la temperatura del entorno y los niveles de estrés. Para medir el metabolismo basal, la persona debe estar en completo reposo pero despierta. Una medida precisa requiere que el sistema nervioso simpático de la persona no esté estimulado. Una medida menos precisa, y que se realiza en condiciones menos estrictas, es la tasa metabólica en reposo.
El metabolismo basal de una persona se mide después de haber permanecido en reposo total en un lugar con una temperatura agradable (20 ºC) y de haber estado en ayunas 12 ó más horas.
El metabolismo basal diario se puede calcular de manera aproximada de la siguiente forma:

Hombre: 66.473 + (13,751 x masa (kg)) + (5,0033 x estatura (cm)) - (6,55 x edad (años));

Mujer: 66.551 + (9,463 x masa (kg)) + (4,8496 x estatura (cm)) - (4,6756 x edad (años))


Metabolismo basal

Metabolismo basal
Cantidad del gasto energético de un animal durante el descanso, expresada generalmente por unidad de peso. En el ser humano, el metabolismo basal se expresa como la pérdida de calorías por metro cuadrado de superficie corporal y por hora. Se mide en forma directa o indirecta por el cálculo de la cantidad de oxígeno consumida o de bióxido de carbono liberado.
Apoyate aqui
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miércoles, 3 de septiembre de 2008

Metabolizacion de Carbohidratos

Metabolismo de los glúcidos

Los glúcidos representan las principales moléculas almacenadas como reserva en los vegetales. Los vegetales almacenan grandes cantidades de almidón producido a partir de la glucosa elaborada por fotosíntesis, y en mucha menor proporción, lípidos (aceites vegetales).
Los animales almacenan básicamente triglicéridos (lípidos). Al contrario que los glúcidos, los lípidos sirven para almacenar y obtener energía a más largo plazo. También almacenan cierta cantidad de glucógeno, sobre todo en el músculo y en el hígado. Aunque muchos tejidos y órganos animales pueden usar indistintamente los glúcidos y los lípidos como fuente de energía, otros, principalmente los eritrocitos y el tejido nervioso (cerebro), no pueden catabolizar los lípidos y deben ser continuamente abastecidos con glucosa.
En el tubo digestivo los polisacáridos de la dieta (básicamente almidón) son hidrolizados por las glucosidasas de los jugos digestivos, rindiendo monosacáridos, que son los productos digestivos finales; éstos son absorbidos por las células del epitelio intestinal e ingresan en el hígado a través de la circulación portal, donde, alrededor del 60%, son metabolizados. En el hígado, la glucosa también se puede transformar en lípidos que se transportan posteriormente al tejido adiposo.
El músculo es un tejido en el que la fermentación representa una ruta metabólica muy importante ya que las células musculares pueden vivir durante largos períodos de tiempo en ambientes con baja concentración de oxígeno. Cuando estas células están trabajando activamente, su requerimiento de energía excede su capacidad de continuar con el metabolismo oxidativo de los hidratos de carbono puesto que la velocidad de esta oxidación está limitada por la velocidad a la que el oxígeno puede ser renovado en la sangre. El músculo, al contrario que otros tejidos, produce grandes cantidades de lactato que se vierte en la sangre y retorna al hígado para ser transformado en glucosa.
Por lo tanto las principales rutas metabólicas de los glúcidos son:
Glicólisis. Oxidación de la glucosa a piruvato.
Gluconeogénesis. Síntesis de glucosa a partir de precursores no glucídicos.
Glucogénesis. Síntesis de glucógeno.
Ciclo de las pentosas. Síntesis de pentosas para los nucleótidos.
En el metabolismo oxidativo encontramos rutas comunes con los lípidos como son el ciclo de Krebs y la cadena respiratoria. Los oligo y polisacáridos son degradados inicialmente a monosacáridos por enzimas llamadas glicósido hidrolasas. Entonces los monosacáridos pueden entrar en las rutas catabólicas de los monosacáridos.
La principal hormona que controla el metabolismo de los hidratos de carbono es la insulina.

Uso y nuyricion de carbihdratos

Uso en células
Los monosacáridos son la principal fuente de combustible para el metabolismo, siendo usado tanto como una fuente de energía (la glucosa es la más importante en la naturaleza) y en biosíntesis. Cuando los monosacáridos no son necesitados para las células son rápidamente convertidos en otra forma, tales como los polisacáridos.

Función de los glúcidos
Los glúcidos desempeñan diversas funciones, siendo la de reserva energética y formación de estructuras las dos más importantes. Así, la glucosa aporta energía inmediata a los organismos, y es la responsable de mantener la actividad de los músculos, la temperatura corporal, la tensión arterial, el correcto funcionamiento del intestino y la actividad de las neuronas.
La ribosa y la desoxirribosa son constituyentes básicos de los nucleótidos, monómeros del ARN y del ADN .

Nutrición

Los glúcidos en una persona suponen de 8,3 y 14,5 g/kg de su peso corporal. Se propone que el 55-60% de la energía diaria que necesita el organismo humano debe provenir de los carbohidratos, ya sea obtenidos de alimentos ricos en almidón como las pastas o de las reservas del cuerpo (glucógeno). Se desaconseja, en cambio, el consumo abusivo de glúcidos tipo azúcar por su actividad altamente oxidante (las dietas con muchas calorías o con mucha glucosa aceleran el envejecimiento celular. Se sobreentiende que sí pueden ser necesarias dietas hipercalóricas en climas gélidos o en momentos de gran desgaste energético muscular). Nótese que el sedentarismo o la falta de los suficientes movimientos cotidianos del cuerpo humano provocan una mala metabolización de las grasas y de los carbohidratos.
Los glúcidos requieren menos agua para digerirse que las proteínas o grasas y son la fuente más común de energía. Las proteínas y grasas son componentes vitales para la construcción de tejido corporal y células, y por lo tanto debería ser recomendado no malgastar tales recursos usándolos para la producción de energía.
Los carbohidratos no son nutrientes esenciales: el cuerpo puede tener toda su energía a partir de las proteínas y grasas. El cerebro no puede quemar grasas y necesita glucosa para energía, del organismo puede sintetizar esta glucosa a partir de proteínas. La metabolización de las proteínas aportan 4 kcal por gramo mientras que las grasas contienen 9 kilocalorías y el alcohol contiene 7 kcal por gramo.
Los alimentos con altos contenidos en carbohidratos incluyen pastas, granos, papas, fibra, arroz y cereales.
Basado en la evidencia del riesgo a la cardiopatía y obesidad, el Instituto de Medicina (Estados Unidos) recomienda que los adultos estadounidenses y canadienses obtengan el 40 al 65% de energía de la dieta a partir de los carbohidratos.[2] La FAO (Food and Agriculture Organization) y la WHO (World Health Organization) recomiendan que las guías de alimentación nacional establezcan la meta de 55 a 75% del total de la energía a partir de carbohidratos, pero sólo 10% de descenso a partir de azúcar libre (glúcidos simples).[3]
La distinción entre "carbohidratos buenos" y "carbohidratos malos" es una distinción carente de base científica. Aunque estos conceptos se han usado en el diseño de las dietas cetogénicas como las dietas bajas en carbohidratos, las cuales promueven una reducción en el consumo de granos y almidones en favor de proteínas. El resultado es una reducción en los niveles de insulina usada para metabolizar el azúcar y un incremento en el uso de grasas para energía a través de la cetosis, un proceso también conocido como hambre de conejo.