jueves, 20 de noviembre de 2008

ALIMENTACION ANTES DEL ENTRENAMIENTO

Algunas personas piensan que es importante presentarse al entrenamiento estando bien nutridos y por lo tanto, poco antes de la sesión toman barritas energéticas, terrones de azúcar y hasta panecillos. Si es un error, llegar al entrenamiento en ayunas de varias horas, lo es también llegar con la digestión en curso: se pueden tener, en efecto, problemas de estómago (pesadez, nauseas o vómitos) o también molestias generales (mareos, pérdida de las fuerzas), especialmente si el entrenamiento es fuerte.

Las comidas principales, por tanto, deben ser distantes de algunas horas del inicio de la sesión (por lo que respecta a la duración mínima de este intervalo en cualquier caso, son diferentes entre uno y otro individuo, pero normalmente es mejor que sea de al menos dos horas y media); es conveniente poner atención también a su composición. Se debe escoger atentamente lo que hay que consumir en el desayuno cuando se practica deporte por la mañana y la composición de la merienda si se entrena antes de cenar.


Si la sesión es por la noche, valen para la cena los mismos consejos que se dan para la comida cuando la sesión es a primeras horas de la tarde. La comida que precede el entrenamiento Debe estar compuesta de fibras fácilmente digeribles. Quedan excluidas las grasas: ya que estas de por sí necesitan mayor tiempo para su digestión y, además, alargan el tiempo de permanencia a los alimentos que son mezclados con ellas. Van, por tanto, eliminada.:· las grasas fritas y cocidas por mucho tiempo; los embutidos;· las carnes grasas;. los guisos; de las grasas verdaderas (mantequilla, margarina, aceite) se permite una cantidad mínima, dando la preferencia al aceite de oliva extra virgen crudo.

También la cantidad total de alimentos debe ser modesta.

Sobre todo si se debe tener la sesión en un breve intervalo de tiempo, es preferible consumir un sólo plato, o sea, solamente el segundo (por ejemplo de carne muy magra, de jamón serrano al que se le habrá quitado previamente la grasa, de quesos mixtos) o, mejor aún, solamente el primero (pasta o arroz blanco, con aceite y queso, o también con tomate fresco). Antes o después se puede también tomar un plato de verduras crudas o cocidas.


El desayuno Si el entrenamiento tiene lugar en la primera parte de la mañana, es conveniente que el desayuno no comprenda el café con leche ya que necesita mucho tiempo para la digestión. Es preferible que esté constituido por: · una rebanada de pan o tostada con mermelada; una bebida a escoger entre té, café, o leche descremada; · muy bien va también el yogurt natural, pero no para todos.


La merienda Si el entrenamiento tiene lugar al final de la tarde, una hora y media antes se puede tomar la merienda constituida por: fruta fresca (que en cambio es preferible no consumir al final de la comida cuando el entrenamiento sea a primeras horas de la tarde); o también un poco de pan con mermelada o miel; una barrita específica para los atletas. En la hora que precede a la prueba se debe evitar tomar bebidas o alimentos con mucha sacarosa (el azúcar normal de cocina o bar, blanco o marrón): se arriesga el sufrir una bajada de glicemia (o sea la tasa de glucosa en la sangre), con sensaciones de debilidad general y de músculos vacíos. Por lo tanto va absolutamente excluida la costumbre, que existía en el pasado y que alguno conserva todavía hoy, de tomar un puñado de terrones de azúcar antes del entrenamiento: todo lo más se pueden consumir tabletas de fructosa, un azúcar que no provoca bajada de la glicemia.

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